Hoteles de lujo para insectos y aves

Un pequeño balcón puede transformarse en un observatorio de flora y fauna.

Cuando pensaba en un espacio verde para mi balcón, no sólo imaginaba las plantas que podría incorporar, sino también la fauna que las acompañaría. Quería tener plantas y bichos, así que a las especies exóticas que ya estaban le agregué plantas nativas que pudieran adaptarse a vivir en maceta.

Orientada por viveristas de nativas (@germinandonativas y @enraizandonativas), escogí:

  • Canario rojo (Dicliptera squarrosa)
  • Culandrillo (Adiantum raddianum)
  • Santa Lucía blanca (Tradescantia fluminensis)
  • Salvia rastrera (Salvia procurrens)
  • Malva del campo (Modiolastrum malvifolium)
  • Pasionaria (Passiflora caerulea)
  • Malva de monte (Pavonia sepium)

Todas ellas son oriundas de las ecorregiones: Espinal noreste, Esteros del Iberá, Selva Paranaense, Delta e Islas del Paraná, Yungas, Chaco Húmedo y Espinal. Por ese motivo, se encuentran adaptadas a nuestro regimen de precipitaciones, temperatura y humedad. Coexisten junto a Menta, Sansevieria (o espada de San Jorge), Lazo de amor, Aloe, Jazmín chino, Asclepia, Gota de sangre, Incienso, Salvia violeta, Tradescantia, Pasto, un arbustito siempre verde que no sé el nombre y un Espatifilo.

Tradescantia (Tradescantia zebrina) 

Algunas atraen aves, abejas, mariposas o avispas; otras son un valioso hotel de insectos como el Lazo de amor: dentro de su espesura se aloja un microcosmos indispensable para sostener el equilibrio de este diminuto ecosistema.

Pero no todo es alegría. He visto morir y nacer plantas, hormigueros de tamaños colosales, yuyitos muy competitivos y eficientes (los que se conocen como “invasores”); hojas totalmente comidas o agujereadas y más hojas de colores amarillos y ocres; plantas que dieron flor una sola vez o en el peor de los casos… nunca. Y aquí es donde una aprende el ciclo de la vida, a través de los procesos de la naturaleza.

La intervención plena sería sólo para satisfacer el poder de control de mi ego, así que llevo mi presencia a la mínima expresión y sólo si los organismos encargados -por el motivo que fuere-, no pueden restaurar el orden, ofrezco mi ayuda con biopreparados o raleo. Las plantas en maceta requieren más cuidados, pero también comprendo que debo dejarlas ser. 

Malva de monte (Pavonia sepium)

En sus hábitats naturales, las plantas nativas, aparte de aportar belleza:

  • Protegen los cursos de agua.
  • Reducen la erosión.
  • Infiltran las napas y purifican el agua.
  • Atraen polinizadores.
  • Son hogar, refugio, medicina y alimento de comunidades indígenas.
  • Se asocian a la cultura popular.
  • Están mejor adaptadas a una región específica: son resistentes a plagas, cambios climáticos y enfermedades.
  • Son alimento, nido, sitio de apareamiento y protección de animales nativos.
  • Restauran y conservan los paisajes, protegen las interacciones que allí acontecen.
  • Fomentan la biodiversidad.
Tucura de los Alfalfares (Dichroplus elongatus)

Gracias a ellas, mi balcón se ha transformado en un pequeño observatorio de flora y fauna (puedes leer aquí mi nota sobre él: La dosis natural). Te invito a ti también a atraer mucha vida a tu rincón verde, de la mano de las plantas nativas de tu país o región.

Diario de una Naturalista

Divulgadora naturalista. Especialista en plantas medicinales. Escribe sobre naturaleza y arte. Autora de los libros de poesía Aguas negras y Alimento para la fe del cuerpo.

Deja un comentario

Sitio protegido por Google reCAPTCHA. Ver políticas de privacidad y términos de servicio.

Desarrollo Web Efemosse
RSS
Follow by Email